diumenge, 18 de novembre del 2018

Carta a la que dice ser mi madre.

El tiempo pasa y las cosas cambian.
Todo a lo que un día podrías haberle tenido amor, puede convertirse en tu peor pesadilla.
Tener miedo.
Atormentarte.
No poder avanzar, no querer avanzar.
Todo se convierte en oscuridad, una oscuridad espesa que te lleva a la locura, a las noches sin dormir y comer techo todos los días.
Sinceramente, estoy demasiado bien para todo lo que he pasado, para todo lo que me has hecho pasar.
Sólo yo sé como duele, como duele esperanzarse sin motivo alguno por un cambio que no se va a realizar jamás. Y nada de cambios, llegó un punto en el que solamente me bastaba una mejora.

Pero dicen que "árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza".
Una pena que tuviera que curarme repitiéndome todos los días lo mismo.
Dejar mis heridas abiertas, por qué tú no tenías el valor de cerrármelas. Y ahora, la cicatriz es la más de mis mayores fuerzas.
Ignorantes.
Que felices eran todos los niños cuando tenían monstruos debajo de la cama, o incluso dentro del armario. Y yo... yo lo tenía en la calle de al lado.
Tenía.
Ahora.. ahora todo sigue igual, y aunque todo está negro, lo tengo más claro que nunca.
Ya no me afecta,
Ya no.

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